Hay ocasiones en las que el semen no tiene la calidad suficiente para poder fecundar a la otra persona.

Algunos diagnósticos son la azoospermia (semen sin espermatozoides), la oligospermia (semen con pocos espermatozoides), la astenospermia (espermatozoides con poca movilidad) o teratospermia (malformaciones de los espermatozoides).

Igualmente, la ausencia completa de espermatozoides en la eyaculación puede ser por una anomalía congénita del aparato reproductor o por una obstrucción de origen inflamatorio.

Tener los conductos eyaculadores obstruidos puede impedir la salida del semen.

Esto es posible que sea debido a infecciones como una ETS. Además, si hay una oclusión estructural, puede ser necesaria una cirugía.

Los conductos deferentes pueden presentar deficiencias debido a una anomalía anatómica, como el síndrome de Klinefelter o la microdeleción.

En estos casos, los espermatozoides toman la dirección incorrecta y, en lugar de ser expulsados por la uretra, se dirigen hacia la vejiga como consecuencia de un defecto en las válvulas reguladoras del flujo de orina respecto al del esperma en la uretra.

Si los testículos no bajan al escroto transcurrido un mes desde el nacimiento, pueden aparecer problemas de fertilidad masculina. En este caso, lo más aconsejable es realizar un tratamiento quirúrgico precoz.

Estas dilataciones de las venas incrementan la temperatura de los testículos, lo que produce una debilidad en el semen que afecta a la producción de espermatozoides.

Los varones pueden tener problemas de infertilidad en caso de no producir suficiente testosterona o gonadotropinas (FSH y LH). Este déficit está relacionado con la secreción de hormonas de algunas glándulas, como, por ejemplo, la hipófisis.

Los problemas sexuales pueden causar trastornos de fertilidad, por lo que es adecuado que consultes con un sexólogo en estos casos.

Conforme pasan los años es más complejo tener descendencia, aunque esto afecta más a la fertilidad femenina. En el caso de los hombres, influye por la reducción de las funciones de los testículos, la bajada en la producción de semen o el incremento del riesgo de sufrir anomalías genéticas.

Tanto la obesidad como la delgadez pueden afectar a la producción de espermatozoides, por lo que es adecuado que llevemos una vida sana y una alimentación saludable, sobre todo en los meses previos a tomar la decisión de tener descendencia.

Aunque no se trata de una causa natural, dado que se toma la decisión de la vasectomía para ser estéril, es otro de los motivos más comunes de la infertilidad masculina.